Aunque el estudio de la importancia de los olores tiene siglos de antigüedad, aún hay mucho por descubrir sobre su vínculo con la mente humana, especialmente en lo que respecta a la manera en que los recuerdos perduran en nuestra memoria olfativa. ¿Cómo logramos conservar en nuestra mente ciertos aromas de nuestra niñez, pudiendo identificarlos incluso décadas después? ¿Acaso poseemos una especie de depósito mental de perfumes, perfectamente sellado para que nada se extravíe? ¿Somos capaces de recordar todos los olores o solo algunos de ellos?
¿Qué es la memoria olfativa?
El olor es una poderosa herramienta para nuestra memoria. Podemos captar una amplia gama de aromas, siendo este el sentido más versátil que tenemos. Además, somos capaces de asociar esos olores con diferentes experiencias y mantener esa información durante largo tiempo.
Al captar un olor, ocurren simultáneamente dos procesos. El primero es directo y depende únicamente del propio aroma, como ciertos aromas que sin darnos cuenta despiertan nuestro deseo sexual de forma automática. El segundo proceso está vinculado a la memoria olfativa, donde nuestro cerebro busca en su registro el archivo correspondiente al olor que estamos percibiendo.
Este último sería el proceso que se pone en marcha cuando por ejemplo, hueles el perfume que llevaba alguien de tu pasado, aunque Marcel Proust (origen del Efecto Proust) lo refleja mucho mejor en su libro «En busca del tiempo perdido». Al escritor francés le basta con describir la cascada de sensaciones que le genera una magdalena mojada en una taza de té para explicar la relación entre olfato, memoria y emoción: «En el mismo instante en que ese sorbo de té mezclado con sabor a pastel tocó mi paladar, el recuerdo se hizo presente. Era el mismo sabor de aquella magdalena que mi tía me daba los sábados por la mañana…».
Memoria olfativa y sistema límbico
El sistema límbico, compuesto por diversas estructuras como el tálamo, el giro cingulado y la amígdala, desempeña un papel crucial en la acumulación y consolidación de la información relacionada con los olores. Este sistema se encarga de procesar las emociones y los estímulos, vinculándose también a las respuestas instintivas e involuntarias.
La amígdala, en particular, es la responsable de dotar a los olores de una carga emocional, pues se activa de inmediato cuando percibimos un aroma. Esto puede hacer que experimentemos una emoción específica o que evoquemos recuerdos asociados a olores ya conocidos, lo que implica todo un proceso de memoria olfativa.
Este proceso es uno de los más antiguos del cerebro y está relacionado con acciones de carácter menos racional. La información consolidada en la memoria olfativa puede llegar a influir en la toma de decisiones En el cerebro se llevan a cabo varios procesos para compilar la información en la memoria olfativa:
Sensación: se trata de una interpretación y representación subjetiva de un aroma. Frecuentemente se asocia con sensaciones placenteras o desagradables. Esta clasificación se encuentra estrechamente relacionada con variables culturales, sociales e individuales.
Emoción: en referencia a la memoria olfativa, la emoción adquiere un papel protagónico y es procesada por la parte emocional de nuestro cerebro. Este suele ser el aspecto más destacado que se presenta en la memoria olfativa. En determinadas situaciones, la memoria olfativa puede facilitar la transmisión de emociones.
Percepción: tiene relación con la captación, identificación y diferenciación de aromas u olores. Como resultado, se genera una representación mental del aroma, la cual puede asociarse con un hecho, situación o significado.
Almacenamiento: este proceso se vincula con la memoria a largo plazo, algo que ocurre con la mayoría de la información olfativa percibida. Esta relación se encuentra influenciada por el contexto y las características personales.
Asociación: en este caso, la emoción adquiere un papel protagonista, existiendo también una presencia de pensamientos conscientes.
La memoria olfativa en el marketing
En el ámbito del marketing, se han adoptado nuevos enfoques que otorgan un papel protagonista a la memoria olfativa y al aroma dentro de un negocio. Esta puede ser utilizada para comercializar y promocionar de manera más eficaz un producto que esté enriquecido con un aroma particular. La finalidad es favorecer y fomentar las emociones que se generan a través de un olor, convirtiéndolo en un elemento motivador para el consumo de un producto.
De esta manera, el marketing olfativo se apoya en la utilización de uno de los sentidos que puede tener mayor influencia en una persona al momento de realizar una compra: el olfato. En este caso, el olfato es el que impulsa una acción. En el ámbito del marketing, se crea un logo odotípico u olfativo, y con este, se puede lograr fijar un recuerdo en la memoria olfativa que se relacione con una marca.
Este odotipo debe contener valores, recuerdos, emociones y sensaciones. Debe poseer algo que lo diferencie, algo reconocible a otros olores existentes, y que no se vaya a confundir con otras marcas o productos. El odotipo se enriquece cuando su poder de forjar un recuerdo positivo es mayor.
Una de las maneras de conseguir que nuestros clientes entren o vuelvan a comprar en nuestro negocio, es ofrecerles experiencias positivas que les hagan sentir emociones. Desde que se descubrió que el sentido del olfato puede afectar hasta en el 75% de las emociones de los consumidores, las empresas han adoptado el marketing olfativo como parte de sus estrategias e identidad de marca.
Pero si deseas aplicarlo en tu negocio, debes tener cuidado al elegir el aroma adecuado, ya que esto puede determinar el éxito o el fracaso de tu estrategia. En este artículo, te brindamos algunas sugerencias para ayudarte a encontrar el aroma perfecto.
TIPOS DE AROMAS
AROMAS FLORALES
Los olores de flores suelen ser asociados con lo femenino, sin embargo, esto no es exclusivo de este sector. El aroma producido en un ambiente varía dependiendo del tipo de flor. Algunos olores florales son más delicados y refinados, como el jazmín y las gardenias, mientras que otros son más provocativos y sensuales, como las rosas y las flores exóticas.
Crean un ambiente suave y liviano
Transmiten elegancia al entorno
Las fragancias de flores son ideales para sitios sofisticados y vinculados con la salud y el bienestar. Por eso se utilizan con frecuencia en hoteles, tiendas de ropa, spas, y otros lugares similares.
AROMAS CÍTRICOS
Los olores cítricos son excelentes para producir un ambiente fresco, limpio y tranquilo, tienen la capacidad de llenar una habitación de energía y se pueden utilizar para crear la sensación de pureza y vitalidad en un espacio, lo que los hace ideales para contrarrestar emociones negativas. Algunos de los olores cítricos más conocidos son la naranja, el pomelo rosa, el limón, la bergamota y la mandarina.
Logran un ambiente revitalizado
Suprimen sentimientos negativos
Este tipo de aromas son utilizados en centros deportivos, clínicas, inmobiliarias y también centros educativos.
AROMAS AMADERADOS
Estos aromas se utilizan para rebajar los estados de estrés y nerviosismo, calmar la ansiedad, así como para mejorar la concentración y aclarar la mente. Son perfectos para crear una atmósfera cálida y acogedora.
También se asocian con la elegancia y suelen relacionarse con lo masculino, aunque no están limitados a este ámbito. Si buscas dar un toque sofisticado a un espacio formal y llevarlo al siguiente nivel, los aromas a madera son ideales para lograrlo.
Convierten el espacio en un ambiente de calma
Añaden elegancia y sofisticación
Te hacen sentir una sensación de hogar
Se suelen utilizar en librerías, hoteles y restaurantes. Su uso frecuente se debe a que hacen que estos espacios sean más acogedores y te sientas como en casa.
AROMAS HERBALES
Las fragancias de hierbas son conocidas por sus beneficios curativos, y pueden ayudar a disminuir el estrés, reducir la ansiedad y crear un ambiente propicio para descansar y relajarse. Estas fragancias también son utilizadas en entornos colaborativos donde se requiere concentración y trabajo en equipo.
Lavanda: es una fragancia que combina aspectos herbales y florales, y su efecto sedante es ideal para calmar los nervios y aliviar la depresión.
Tomillo: es un revitalizante natural que mejora el estado de ánimo y aporta energía a quienes lo perciben.
Romero: aparte de refrescante, elimina los malos olores, por lo que es un buen desodorante. Además, también resulta estimulante, activando las ganas de comprar en tu negocio.
Menta: aporta frescura y estimula la actividad cerebral. Es perfecto para bibliotecas ya que facilita la concentración.
Manzanilla: el efecto de este olor es muy terapéutico. Calma el cuerpo y relaja la mente. Es estupendo para salas de espera y para negocios de relax.
En The Sensory Lab, somos conscientes de que la elección de los aromas depende del tipo de negocio y del público objetivo al que se dirige. No es lo mismo orientar la fragancia hacia un negocio de alimentación que hacia uno de ropa juvenil o hacia grandes marcas de lujo.
El marketing olfativo se ha convertido en una parte indispensable de la estrategia de marketing, es una poderosa herramienta tanto para la captación y fidelización de clientes, como para el aumento de la productividad y creatividad de los empleados. Los olores agradables llegan a nuestra mente creando experiencias y sensaciones que son capaces de establecer un valor diferenciador con respecto a la competencia.
Se conoce como ambientadores profesionales a aquellos concebidos para un uso en marketing olfativo. Es decir, perfumes que no están destinados a cliente final, si no a empresas a las que les servirá como herramienta de marketing.
Usos
Aromatización de espacios
Uno de los usos más de los ambientadores profesionales es su uso para aromatizar espacios. Esta aromatización puede responder a cinco objetivos: mejorar el confort en el establecimiento, asociar un aroma a la marca, evocar sensaciones relacionadas con el producto, provocar el deseo hacia un producto o mejorar la inmersión en una experiencia.
Objetivos
Mejorar el confort
Es la forma más básica de marketing olfativo y consiste simplemente en utilizar un aroma agradable que haga la estancia más acogedora para el cliente. Este objetivo es complementario con el resto, pero si no se busca otra cosa que hacer una estancia confortable, no es necesario que el aroma cumpla ningún requisito más allá de resultar amable al olfato.
Asociar aroma y marca
Es lo que conocemos como odotipo, un aroma que cumple la función de logo olfativo que permite identificar a la marca mediante el olfato. Para que funcione bien como imagen de marca, el aroma debe tener cierta exclusividad, es decir, debe ser un perfume desarrollado ad hoc buscando representar a la marca y que no utilice nadie más para que la identificación sea inequívoca.
Evocar sensaciones positivas sobre un producto
Consiste en utilizar aromas que nos evoquen situaciones o recuerdos positivos relacionados con el producto. Uno de los casos más paradigmáticos es el olor a coche nuevo. Este aroma corresponde en realidad al olor del plástico recién fabricado de algunos componentes del interior del coche, pero en la mente del consumidor adquiere un significado mucho más emocional, ya que no solo se asocia a ‘nuevo’ y ‘limpio’ – dos términos muy positivos- si no que evoca una situación de felicidad provocada por la satisfacción que conlleva estrenar un coche. Es decir que, si utilizamos este aroma en una flota de vehículos de alquiler, estaremos evocando esa sensación de «estrenar coche» y estaremos trasmitiendo la idea de limpieza en los vehículos.
Despertar el deseo hacia un producto
Este es un objetivo más habitual en alimentación. Consiste en despertar el apetito hacia un producto mediante el aroma. Suele utilizarse cuando el alimento no se produce en el mismo sitio donde se vende. Es decir, que está envasado y no puede desprender su olor característico. Aunque también puede usarse para potenciar un olor ya existente. Un ejemplo común sería el olor a palomitas en el cine o el olor a chocolate en una tienda de dulces.
Otro tipo de uso es en campañas de publicidad mediante cartelería en exteriores, que combinan la imagen del producto con el aroma, como en la campaña de Shandy Cruzcampo realizada en 2012.
Inmersión en una experiencia
Es un tipo de aromatización que funciona en conjunto con contenido sonoro o visual con un objetivo más centrado en la experiencia que en las ventas. El aroma vendría a complementar al otro contenido, creando una sensación de inmersión. Su premisa se basa en que, cuantos más sentidos se utilicen en el mensaje más memorable será la experiencia.
Campaña de lanzamiento de Shandy Cruzcampo Naranja en la que aromatizamos los carteles con aroma a naranja.
Forma de aromatizar los espacios
Una vez que tenemos claro cuál es nuestro objetivo pasamos a la parte logística, la que nos va a permitir aromatizar nuestros espacios.
Nebulizadores eléctricos
Es la opción recomendada ya que automatiza la aromatización. Pueden funcionar con baterías o conectados a la corriente eléctrica. En The Sensory Lab trabajamos con estos últimos, que pueden ir instalados en los conductos de aire acondicionado o de forma directa.
Pulverizador manual
Como su propio nombre indica, no es más que un pulverizador de mano estándar. A pesar de que recomendamos la automatización del servicio, puede funcionar como opción más económica o para aquellos casos onde no sea posible disponer de una opción eléctrica como en la ya comentada aromatización de flota de coches.
Nebulizador de aromas para instalación en conducto de aire acondicionado.
Merchandising
Otro uso que pueden tener los ambientadores profesionales es su uso como elemento de merchandising. Elementos que pueden personalizarse con la imagen de marca y comercializarse como un producto. En este sentido se pueden crear mikados, velas aromatizadas, sachets o cerámica aromatizada.
También pueden aromatizarse productos que no funcionarían como ambientadores, si no que vendrían a complementar el contexto del producto. Un ejemplo famoso fue la edición del videojuego FIFA 2001 cuyo disco de juego estaba aromatizado con olor a césped recién cortado.
Se conoce coloquialmente como ‘Mikado’ a un ambientador que difunde el aroma mediante varillas de madera sumergidas en un recipiente con perfume. Su nombre hace referencia al juego de mesa con el mismo nombre, debido a su semejanza visual con los palillos.
Lo ideal es que las varillas del mikado estén hechas con médula de ratán. ‘Ratán’ es una denominación común para referirse a diferentes especies de palmeras. La alta porosidad de este material lo convierte en el más indicado para absorber el perfume. No obstante, también es común que se utilice bambú.
El mecanismo del mikado es muy sencillo, las varillas son las encargadas de evaporar el perfume. Al ser porosas se impregnan de fragancia, consiguiendo que el aroma persista durante más tiempo que si la dejáramos evaporar en contacto directo con el aire.
El número de varillas que utilicemos nos servirá para regular la intensidad de perfume. Cuantas más varillas sumerjamos, mayor será la intensidad del perfume, pero menor la duración. Es conveniente darle la vuelta a las varillas cada semana para optimizar su eficacia.
El ambientador mikado funciona como elemento decorativo.
Ventajas de los mikados
Son eficientes en pequeños espacios
Están indicados para pequeños espacios o zonas específicas. Un mikado de calidad puede durar entre 1 y 3 meses dependiendo de la intensidad que queramos, así que para este uso resulta una opción económica.
Son decorativos
Uno de los principales motivos para elegir un mikado es su estética. Su diseño nos puede ayudar a crear ambientes elegantes o temáticos.
Son rellenables
Puedes adquirir el aroma a granel y reutilizar los mikados. Se pueden rellenar siempre y cuando se utilice el mismo perfume. Una vez que las varillas están impregnadas, no es recomendable utilizarlas con un perfume diferente, ya que se mezclarían ambos, dando lugar a un olor no deseado. En cualquier caso, si optas por cambiar de perfume, puedes seguir reutilizando el recipiente y cambiar únicamente las varillas. Es este caso también es recomendable lavar el recipiente antes de introducir el nuevo perfume para quitar completamente el olor del anterior.
No requieren electricidad
Los difusores de perfume eléctricos tienen un consumo muy reducido. No obstante, el mikado nos permite libertad para colocarlo en cualquier lugar sin necesidad de tener un enchufe cerca.
Mikados como herramienta de marketing
Si tienes un negocio y estás pensando en realizar acciones de marketing olfativo o crear merchandising, los mikados son personalizables con logo e imagen de marca, de forma que pueden convertirse en un producto comercializable o en un regalo para fidelizar clientes.
Si quieres aromatizar un establecimiento, te recomendamos el servicio de aromatización con nebulizadores profesionales. Puedes contactarnos sin compromiso para más información.
No obstante, en determinadas ocasiones puedes utilizar mikados. Te damos algunas observaciones para que las tengas en cuenta:
Utiliza una fragancia acorde con tu imagen o tu actividad. Por ejemplo: busca aromas relajantes si dispones de una clínica; sobrios si quieres trasmitir elegancia y lujo; o estimulantes si deseas evocar una imagen juvenil. Las posibilidades son infinitas.
Es recomendable utilizar el mismo aroma en todo el establecimiento. A no ser que ubiques los mikados en zonas con separación física, los aromas pueden mezclarse y dar lugar a olores no deseados.
No los utilices para tapar malos olores a no ser que sea un mikado específico para esa función. La razón es la misma que en el punto anterior.
Si los colocas cerca de la entrada conseguirás un ‘Efecto bienvenida’. El contraste con el exterior al entrar en tu establecimiento, creará una sensación agradable inmediata.
Si los ubicas en una zona con circulación de aire, cerca de un aire acondicionado o ventilador, el aroma tendrá una mayor difusión.
Piensa en las zonas más transitadas para ubicarlos.
El Efecto Proust le debe su nombre a Marcel Proust, escritor francés de principios de siglo XX autor de En busca del tiempo perdido. Es precisamente de esta obra de donde procede el nombre de este concepto. En la novela, el protagonista relata los recuerdos que le evoca el sabor de una magdalena mojada en té. Este rememora pasajes de su infancia en la siguientes páginas del libro inspirado por el sabor de la magdalena. Nada más probarla le vinieron a la cabeza los veranos en el pueblo de su tía, que era quien le ofrecía magdalenas los domingos por la mañana cuando él era niño y, seguidamente, va hilando imágenes de su infancia: su antiguo cuarto, la casa en la que vivía, la plaza del pueblo donde le mandaban antes de almorzar, las calles por las que solía hacer recados y, finalmente, todo el pueblo y sus alrededores.
El protagonista llega a comentar que ver la magdalena no le había recordado nada, quizás porque estaba acostumbrado a verlas en las pastelerías, y que fue al comerla cuando se desató el recuerdo. Como él mismo relata, «todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té».
El hecho de que fuese un sentido lo que inició todo, llevó a que se adoptase el concepto ‘Magdalena de Proust’ o ‘Efecto Proust’ para definir situaciones en las que un estímulo sensorial hace rememorar una parte del pasado que esté asociada a ese sabor, olor o sonido.
Realmente, la magdalena a la que se refería Proust no era la tradicional, sino esta variante francesa conocida como Madeleine de Commercy.
La ciencia detrás del Efecto Proust
Decir que una magdalena te transporta al pasado suena pretencioso o incluso fantástico pero, si aceptamos la metáfora, Proust estaba en lo cierto. Relató a la perfección un fenómeno que tiene una base científica: los sentidos, y especialmente los olores, desencadenan recuerdos.
Existen diferentes estudios acerca del tema. En un artículo para BBC, el doctor Loren M. Frank, del Instituto Kavli de Neurociencia Fundamental de la Universidad de California, en San Francisco, comentó que el hipocampo es la zona del cerebro que une los sentidos con los recuerdos. De forma que, cuando se vuelve a experimentar el mismo olor, sabor o sonido, se reactivan los recuerdos que el cerebro asoció a ellos en su momento.
Además, un estudio de la Universidad Northwestern Medicine en 2021, indica que el olfato tiene una conexión más fuerte con las zonas de memoria del cerebro que el resto de sentidos.
La Magdalena de Proust en marketing
Si el Efecto Proust es capaz de trasladarnos a lugares felices del pasado ¿De qué estamos hablando entonces? Efectivamente, de nostalgia. La nostalgia vende, porque en algún momento de nuestra vida todos añoramos aquel tiempo al que no podemos volver, pero al que sí podemos asomarnos a través de algún objeto, una película, videojuego o canción que nos permita observarlo. La moda de lo retro viene de la mano de Proust: las camisetas de grupos musicales y marcas de los 80, los remakes de películas, la re-edición de la Super Nintendo y la Mega Drive en formato mini, los conciertos de ‘Yo salía de fiesta en los 90’, etc. Todos tienen en común la nostalgia. Nos trasladan a un pasado idílico mediante un estímulo sensorial que puede ir desde un simple logo antiguo hasta un evento espectacular.
La nostalgia y la experiencia de compra
El Efecto Proust no tiene que estar asociado obligatoriamente al producto, también podemos implementarlo en la experiencia de compra y en la ambientación del establecimiento. Es útil para aquellos negocios que busquen jugar con lo retro. Eso sí, para hacerlo tenemos que tener muy en cuenta cuál es el perfil de nuestro cliente. La edad va a ser determinante a la hora de elegir qué elementos pueden desencadenar la nostalgia. Si tenemos claro nuestro target y cuales son los resortes que pueden provocarla, podemos ambientar el establecimiento con música, marketing olfativo e imágenes que le transporten a su juventud y le hagan conectar emocionalmente durante el proceso de compra.
En perfumería se suelen mezclar diferentes esencias para lograr fragancias únicas. Esto da lugar a perfumes complejos y con muchos matices que son difíciles clasificar y de explicar con palabras. Aquí es donde entra en juego la pirámide olfativa, que es un esquema de las diferentes notas que tiene un perfume y en qué orden se pueden apreciar una vez se aplica el aroma en el ambiente o en una superficie.
La pirámide olfativa permite entender las características de un aroma de manera visual. En nuestro campo, que es el marketing olfativo, es una herramienta nos sirve para presentar las fragancias a los clientes. Generalmente ofrecemos diferentes propuestas de perfume a los clientes para que elijan, por lo que solemos utilizarlas para que entiendan cómo funciona cada aroma.
Una pirámide se divide en tres tipos de notas: notas de salida, notas de corazón y notas finales. Cada tipo de nota representa las fases por las que pasa un aroma, desde que es aplicado hasta que desaparece.
Notas de salida
Son las notas que se perciben en los primeros minutos de la aplicación del perfume. Son los aromas más volátiles. La volatilidad es la facilidad con la que un líquido pasa a estado gaseoso, lo que hace que sean las primeras notas en ser percibidas, pero también las primeras en desaparecer.
Las notas de corazón
Aparecerán unos minutos después que las notas de salida y son las que definirán al perfume. Como su nombre indica, son las notas principales y las que darán el carácter y la personalidad a la fragancia.
Notas de fondo
Son las notas menos volátiles y, por tanto, las que más tardarán en percibirse. Dan profundidad al aroma, siendo unos pequeños matices que se perciben a través de las notas de corazón. A su vez, será el leve aroma que quedará una vez que las notas de corazón se hayan desvanecido.
No existe un tiempo definido de duración de cada fase, ya que variará dependiendo de los ingredientes utilizados.
En cada fase puede haber notas de diferentes aromas. Es decir, en las notas de salida podemos tener, por ejemplo, notas especiadas y cítricas de bergamota y limón; que las notas de corazón estén compuestas por las notas florales de jazmín y rosa; y que las notas de fondo tengan toques de almizcle, ámbar y madera. Lo importante es que, al final, todas estas notas se complementen y creen una armonía de aromas que den lugar a una fragancia única.
Pirámide olfativa realizada para la propuesta de marketing olfativo a un cliente.